Las cuatro naves acristaladas  nacen como lonja de pescado, y ya en el siglo XX tuvo numerosos usos y fue sede de diferentes proyectos. Pero gracias a la onda gastronómica española, que baja cada vez más al llano la comida sofisticada o las propuestas gourmet, surgió este interesante proyecto de comer picoteando un poco de distintos sitios, y en un espacio común en el que puedes compartir mesa con el resto de comensales.

Bebe los vientos del precursor Mercado de San Miguel de Madrid, que nos sorprendió a todos hace más de cinco años, aunque el madrileño siguió y sigue conservando puestos de abastecimiento de comestibles crudos. En cambio aquí, en el proyecto puesto en marcha por el torero Francisco Ribera y el periodista Carlos Herrera, el lugar funciona solamente como espacio gastronómico.

Son 20 los puestos que redondean la propuesta gastronómica que va de lo típico y tradicional, a las adquisiciones más "trendys" como puede ser el Sushi o las Ostras. Hay puestos de arroz, de salmorejo, de croquetas, de pulpo, de mariscos, de pinchos, de carne, de aceitunas rellenas, y como es habitual en casi toda España, adolece de ofrecer una propuesta dulce. La oferta de vinos se puede mejorar, sobre todo de vinos de Andalucía.